sábado, 15 de agosto de 2015

La desesperanza.



No pierdas la esperanza" es lo que suelo oír día tras día. Pero la perdí. No hay sitio para nosotros, los desheredados de la tierra. Estamos condenados a la miseria, a la injusticia, a malvivir.

Cada vez que alguien sale gritando y clamando por nosotros, lo aplastan.

Somos cucarachas para la casta. Cucarachas que pueden pisotear, machacar y hundir.

Yo que ya lo viví en el terreno personal, hoy sé que en el social, pasará lo mismo.

Sólo nos ven como ese instrumento al que sacarle todo lo que tiene con cualquier engaño o artimaña. Te engañan vez tras vez, te prometen lo que saben de antemano que jamás cumplirán, se aprovechan, te roban, te llevan por donde quieren y al final, cuando ya no hay más que sacar, te abandonan a tu suerte.

Yo lo viví. Yo lo sé. En lo social pasará exactamente igual. ¿Cuántas veces esa gente comprometida, justa, inteligente, buena nos han dicho las verdades y con pruebas? Decenas, cientos. Y así y todo, sale el gobernante traidor, dice tres palabras necias y falsas y vuelven las encuestas a darles el triunfo.

Es que veo en el pueblo lo mismo que me pasó a mí. Mentiras que ahora ni sé como pude creerlas, promesas tan falsas que me cuesta reconocerme por creerlas. Y cuando ya me lo había quitado absolutamente todo, se esfumó y vinieron esas demandas de divorcio por lo contencioso, esas acusaciones aberrantes de falsificación de firma, de trabajar en negro y tantas y tantas cosas que en mi enloquecimiento, decidí morir.

Y en esta sociedad veo lo mismo, gente que se deja engañar vez tras vez y que a la mínima promesa de una mejoría se deja engañar igual que hice yo.

Y asusta la casta contra esa gente nueva que sí cree en la justicia, en la democracia, en una mayor igualdad, y lo consiguen cuatro estúpidas mentiras.

Y me vuelvo a ver a mí, asustada por esas terribles consecuencias que me acarrearían no hacerle caso a él y sí a mis médicos y familia.

Yo lo he vivido en lo personal. Por eso sé, estoy segura, de que no hay esperanza, no lo lograremos. Ganará la casta y nos aplastarán todavía más pues somos para ellos cucarachas. Cucarachas.

Muerta mi esperanza por los desheredados de la tierra, hoy me rindo. Hoy tiro la toalla.

Estamos destinados a morir por el más fuerte, por el mentiroso, el canalla, el ladrón, el corrupto.

Y es mentira que haya Dios. Ni de él recibirán castigo.

Hoy está muerta mi esperanza.

martes, 28 de julio de 2015

Desde la fría Siberia



Luchar, luchar y luchar durante años y al final perder la guerra, es duro, triste, es casi agónico. 

Se pasan terribles días y peores noches, y sé que los seguiré pasando desde mi destierro ordenado por una de esas tantas mentes frías, durante mucho tiempo, mucho, quien sabe si ese sufrimiento siga en mí el resto de mi vida.

Pero yo sé que en ese marchar a otras tierras, despojada de lo amado, lo conseguido con esfuerzo, trabajo y lucha, lo que fue por derecho mío hasta que el fuerte usurpador canalla, el poder hecho hombre, blandiendo su espada y arrasando las tierras sagradas de mi reino, se queda como botín en su orgullosa victoria, se saca algo positivo: la libertad.

Vuelve la libertad y se recupera la palabra. 

Se acabó el callar, el mentir y simular que crees mentiras, el admitir chantajes, el soportar infamias y aguantar humillaciones que nadie, nadie, debería soportar. 

Ya no hay censura en esas otras tierras donde marchas. Y sabes que aunque sola, pobre y destrozada, puedes hablar. 

Hablar sin tapujos, sin consideraciones. Escribir lo que sientes, sin borrar aquello que te prohíben esos míseros tiranos, caudillos de nada, presidentes de miserias, casta podrida y miserable que aplasta corazones, almas y sentimientos.

Sola, esa ingenua que nunca lo fue, que digo creer lo que era increíble con tal de no perder su patria, ya no pasará ni un día apocopada, disfrazada de lo que no es, ni simulando sentimientos que jamás tuvo. 

Y volverá su ser libre a criticar sin miedo, artimañas, infidelidades, egoísmos y villanías pues no hay leyes Mordaza en Siberia. 

Me robaste lo más querido, me dejaste - que bien aprendiste- sin nada en la mochila; pero recupero, aunque triste, mis blogs, mi lengua, mis letras, mi palabra.

Y si esperas mi llanto, lo admito, lo tienes. Lloro y lloro mucho desde esta mi fría Siberia, pero no callo, ya no callo más.Ya no hay armas con las que chantajearme. Nada más puedo perder. 

Te equivocaste vil canalla, hubo algo con lo que no contaste. Se te olvidó bribón, que yo sí tenía alma.

domingo, 31 de mayo de 2015

A Matín Aon y Alejo Salem

Más de nueve años han pasado desde que el azar me llevó a entrar en los bogs de Un tal Aon y Alejo Salem (Martín escribía en prosa, Alejo primero en verso, y luego, cuando se empeñó en la prosa, siguió escribiendo, aún en prosa, los mejores versos). Y yo, me quedé enganchada. Esa era mi droga, droga que devoraba, para luego pasarme días y días en anhelante espera, intentando sobrellevar la pena a fuerza de esperanza.

Qué largos se me hacían aquellos días cuando al entrar en mi blog Arsénico, por compasión, no los encontraba. Pero que felicidad también cuando esa alerta alegre me parpadeaba.

Tanto y tanto conseguían sus escritos en mí, que decidí un día, no leerlos más frente al ordenador ni durante el día dónde otras actividades podían paliar ese dolor infinito que mi alma sentía por aquel entonces y que me atenazaba como la muerte y su guadaña.

Meticulosamente cada vez que una nueva melodía de palabras hacía que sonase esa alarma prendida, loca saltaba, entraba en el blog, esforzándome por no leer copiaba y pegaba en un documento word la nueva entrada, luego imprimía y con cuidado y primor guardaba en el segundo cajón de mi mesilla que vacié de sujetadores siempre primorosamente doblados por Nadia, preciosa muchacha que sin decir nada me cuidaba con mimo y callaba siempre cuando me escuchaba llorar y nada mencionaba de la repentina ausencia del dueño y señor de la casa.

Eran mis noches negras, odiosas, mezquinas, mortales y amargas. Eran noches que sigo odiando porque sigue doliéndome recordarlas. Eran noches oscuras, eran noches fieras y atroces, eran infierno y puñal que al corazón mataban.

Pero había noches distintas. Había noches en que en mi mesilla estaban esperando las palabras bellas, los poemas ciertos que me hacían olvidar. Me transportaban.

Y fui acumulando un tesoro en ese cajón que desde hace tanto se quedó vacío, ya no hay nada desde que mis vagos amigos se fueron. Ya no hay nada pues me niego a que vuelvan prendas íntimas a llenar un cajón que albergó el arte, la belleza, la poesía.

Han pasado los años y aun siendo ahora mis noches cálidas, dulces y a veces hasta plateadas, sigo echando de menos secar mis lágrimas con esos pañuelitos de encaje que Nadia dejaba debajo de la almohada, para poder leer esos folios tamaño Din A4 que en los atardeceres, mientras mis hijos tranquilos estudiaban, yo en mi soñar que soñaría, copiaba, imprimía y luego guardaba.

Y echo de menos ese irse mi mente con aquellos versos a otro mundo dónde nada me dañaba.

Da igual que ya no llore, da igual que hasta me ría, que disfrute, que comparta. Al final, cuando ya me acurruco en busca del sueño yo añoro ese marcharme con versos lejos de mi cama.

Y a veces, como hoy, me enfado con mis amigos. ¿Por qué dejaron de escribir? ¿Dónde dejaron sus mágicas palabras?

Ya sé que soy egoísta, que no se puede tener todo. Que hay otros libros, otros poemas, otras palabras.

Pero los echo de menos sin remedio.

Y es que aunque el cuerpo se conforma con poco, con poco no se conforma el alma.





martes, 14 de abril de 2015

Carta a los políticos



Estimado Sres:

Desde luego en la cafetería donde yo voy de vez en cuando a tomar un café con esos amigos que también como yo perdieron su trabajo en estos años de crisis tan mal llevada, que fuimos cayendo poco a poco, como ratas y sin que nadie hiciese nada ante tamaña injusticia pues injusto es que los más humildes sean los que más lo paguen, con subidas de impuestos, reformas que sólo benefician a los de siempre, despidos, competencia desleal...  mientras otros, no sólo no perdieron nada, sino que se enriquecieron a nuestra costa; no sólo somos gente honrada como apunta el Sr. Pablo Iglesias, es que además muchos tenemos una preparación que ya la quisieran muchos políticos que no saben ni hablar - en español, en inglés ya ni por asomo- y escribir...me pregunto si sabrán. 







Y como nosotros, amigos que nos hemos tenido que dispersar por estos despidos que los empresarios, apoyados por esa reforma laboral no se lo pensaron dos veces para ponernos de patitas en la calle, habrán otros muchos me imagino, en cualquier barrio pobre de cualquier pueblo o ciudad. Gente cansada de tirar curriculums, de acercarse al INEM para no conseguir nada,  y vuelta a empezar hasta rendirse y tener que buscarse la vida, dónde sea y cómo sea: Sueldos precarios, jornadas interminables, abuso de poder y mucho miedo a quedarte sin nada al final. Y aún así, esos cuatrocientos veinte euros al mes de unos, setecientos cincuenta de los afortunados y nada de otros, nos permite de vez en cuando para hacer un extra en una cafetería. No da para restaurantes, señores políticos y ni cuento para esos en los que ustedes suelen quedar. Esos lugares, y ni nos atrevemos a soñar, porque hasta la esperanza perdimos, ya no nos pueden quitar más. Nos tomamos un sólo o un cortado, eso sí, a veces pedimos un vaso de agua del grifo cuando se nos queda la garganta seca de tanto hablar.

Por eso ayer, al escuchar (gente de cafetería) me indigno todavía más.  No nos menosprecie Sr. Rajoy, que no nos menosprecie nadie de los que pudiendo hacer algo, se quedaron impávidos, viéndonos hundirnos cada día más y más.



No nos menosprecien, que en este país son muchos los que van a cafeterías porque no pueden acceder a esos clubs, restaurantes y privados dónde ustedes seguramente se reunirán todos ustedes pero a nosotros nunca nos invitarán pero yo le aseguro que algunos de ellos podrían darles lecciones en diversas materias desde economía a literatura, música, fiscalidad, etc .pues preparación tienen y de sobra. Sopas con ondas algunos les podrían dar a ministros, diputados y senadores, sopas con ondas, señores. 


No nos menosprecien, que fue por ustedes señores gobernantes los que con sus políticas, leyes y reformas nos llevaron a tantos a la más absoluta precariedad. 


Porque no creo que haya en este país ni un sólo político al que le hayan cortado la luz por no poder pagar. 


A una de mis amigas sí. Y se tuvo que marchar a otra casa por su niña pequeña, recién nacida y ni agua calentita para poderla lavar. Y todos los que la conocíamos se nos puso un nudo en la garganta, pero estábamos casi igual, impotentes estuvimos a su lado, pero nada más pues no estaba en nuestras manos, ustedes sí podrían haber hecho algo, pero no lo hicieron, nada pasó excepto que se tuvo que marchar. Somos los pobres, los que nadie conoce, los que a nadie importamos excepto a la hora de votar ¿verdad?


Ya que así de duro los pasamos muchos que vamos de vez en cuando a una cafetería, al menos, no nos menosprecien señores políticos, sólo por ser los desheredados de la tierra. 

domingo, 5 de abril de 2015

Muertos de tercera



No son dibujantes famosos, ni son pasajeros de un avión europeo, ni estudian en universidades americanas ni trabajan en ningún importante rascacielos. 

Sólo son chicos negros de un país africano que algunos ni siquiera sabrían ubicar en el mapamundi.

Por eso para ellos no hay espacio en los telediarios, ni se convocan gabinetes de crisis, ni se envían médicos, psicólogos y policías ni medio alguno para ayuda a las familias. 

Ni los mandatarios, sean reyes, presidentes, o jefes de estado mandarán pésames ni condolencias y ni siquiera veremos a ningún dirigente político condenando el atentado.

Tampoco se decretarán tres días de duelo oficial. 

Para ellos no habrá nada. 

Porque aunque digan lo contrario, hay muertos de primera, de segunda y muertos que ni existen.

Son los desheredados de la tierra.


martes, 31 de marzo de 2015

ENFERMEDADES y ¿enfermedades?

DEPRESION

La depresión es una enfermedad que trastorna el estado de ánimo haciendo que el enfermo sienta abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.

Se adquiere por diversos motivos siendo los más comunes: alcoholismo o drogadicción, hipotiroidismo, dolor prolongado, consumo de esteroides y hechos estresantes en la vida. Siendo en estos últimos los más habituales los debidos a consecuencia de algún shock post-traumático íntimamente ligado a los sentimientos, siendo los más típicos los derivados de de una decepción sentimental o la muerte de un ser querido.

Estas causas son las que hacer que los neurotransmisores – sustancia química segregada por el cerebro y que va de una neurona a otra- que influyen en el estado del ánimo: serotonina, dopamina y noradrenalina no fluyan con normalidad desde la neurona llamada presináptica. Aunque ya con la falta de los dos primeros se alcanza la depresión severa.

La farmacología proveía sus antidepresivos tricíclicos (ATC) que fueron hasta hace relativamente poco tiempo la base de los tratamientos y perduraron más de cuatro décadas. Sin embargo en estos últimos años han surgido los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) cuyos resultados fueron y siguen siendo más beneficiosos y prácticos. Los (ISRS) aumentan los niveles extracelulares del neurotrasmisor serotonina, inhibiendo su recaptación por la neurona presináptica, para unirse con el receptor postsináptico.

La depresión suele tener importantes consecuencias sociales y personales si se sufre en grado severo o grave, pues como tantas enfermedades, ésta también posee diferentes grados de intensidad. Puede ser desde leve – fácilmente tratable- hasta muy aguda. Ésta última tan peligrosa que puede llevar al suicidio, es decir, es una enfermedad que también puede causar la muerte.

Lo terrible es que siendo tan grave como es, la sociedad sigue sin verla tal y como es: una enfermedad peligrosa.

Así vemos estos escalofriantes datos: más de un 20% de la población sigue pensando que no es una enfermedad y que en absoluto necesita tratamiento. Más del 40 % piensa que si llegasen a padecerla ellos mismos acabarían en menos de dos o tres días con ella con cosas tan simples como un buen viaje, irse de compras, etc. y más del 96 % no llega nunca a comprenderla ni a saber del enorme dolor que produce a quienes la padecen.

Los enfermos, sufren tanto que algunos llegan a auto-lesionarse. La auto-lesión consiste en provocarse un daño físico cómo método de alivio al sufrimiento psicológico, pues el cerebro prefiere dañar al cuerpo si con ello encuentra un calmante o paliativo. Esto, la auto-lesión, efectivamente alivia, aunque por muy poco tiempo, al menos en relación con la larga duración que suelen tener las depresiones que pueden durar años e incluso convertirse en crónicas, lo cual conduce a su reiteración. La auto-lesión más común suelen ser los cortes en brazos y piernas, aunque también existen los pacientes que se queman o se golpean.

La depresión llega a su límite con el suicidio.

Por desgracia nadie se preocupa de alertar e informar sobre esta preocupante enfermedad, por lo que los enfermos deben encima padecer de la incomprensión de la gente, incluidos sus allegados y familiares. 

¿Por qué?

Esa incomprensión tan nociva para esta enfermedad sigue ahí. Y sigue ahí porque nadie lucha por ella. Y es que al contrario que a otras enfermedades nadie le teme.

domingo, 29 de marzo de 2015

Justicia pido para ti

Fue toda su vida un trabajador honrado y humilde que se limitó a sacar adelante a su mujer y a sus cuatro hijos.
No llegó a tener nada excepto esa casa compartida con su esposa y en la que los seis vivieron, comieron y se educaron hasta que la situación económica de la familia les impelió a dejar.
Pagó este modesto y sencillo hombre todos los impuestos que el estado le pedía, jamás protestó ni se quejó de nada y ya en su jubilación tan merecida, se contentaba con estar junto a su fiel esposa, visitar a sus hijos y gozar de sus nietos y jamás pidió nada más.
Así lo hizo el pasado febrero. Se vino a España dónde ahora reside su hija y ese tesoro que era para él su nieto querido fruto del amor entre un español y una rumana.  
Nada podía ofrecerle esa hija suya pues está en el paro desde hace años y no recibe ayuda ninguna, pero a él le daba igual pues nada mejor que el amor de ese nieto, dulce niño que a su abuelo veneraba.
Pero el destino tampoco se compadeció de él en sus últimos años y lo que pensó sería un simple resfriado de golpe aprisionó su pecho y  le dejó sin fuerzas para respirar.
Su hija, de tan sólo 27 años, asustada se lo llevó como pudo a las urgencias del Hospital General de Alicante dónde a pesar de la gravedad en la salud de su padre se le exigió firmar lo que según palabras de la administrativa que la atendía era un mero trámite que debía cumplimentar.
Los médicos, verdaderos profesionales a los que aplaudo, hicieron cuánto pudieron y a esa chica joven e inexperta en tales temas le dieron con compasión y profesionalidad las terribles noticias que la joven no sabía cómo asimilar.  
Veintidós horas desesperadas, veintidós horas con tan sólo la esperanza que perdura en el corazón de quienes aman de verdad.
Y luego, el duro golpe. El no saber qué hacer, ni dónde ir, ni quien te puede ayudar.
Una familia tan lejos, por mucho que se hable de que ahora somos La Comunidad Europea (sólo algunos al parecer se pueden beneficiar) y tan pobre. Sólo el hijo mayor se puede desplazar y acudir al entierro de ese buen padre, que luego, en una urna viajará hasta llegar al lado de la viuda que pena sin cesar.
Niña rota de dolor que intenta poco a poco superar tan terrible experiencia y enfrentarse a esos gastos que ocasiona la muerte y nadie espera sin más ayuda que la de sus amigos y su familia, pues para los pobres, no hay palabras, ni actos, ni psicólogos, ni gabinetes, ni ceremonias, ni ayudas de nadie más.
Y ahora, a los cuarenta días justos del fallecimiento de ese buen hombre, ahora nuestra alabada Seguridad Social, le pide a esa niña sin recursos que pague los costes de esas 22 horas que su padre pasó en el hospital. Y no le pide una cantidad cualquiera, le reclaman a esa niña 14.000 €. Cantidad que desde luego no tiene, ni creo que nadie de su entorno podamos conseguir.
Y llama por teléfono la joven incrédula y asustada al número que le aparece en la factura y una voz fría e implacable le dice que como heredera debe de pagar. “Qué no heredé nada” contesta la niña, pues así es, quien nada tiene, nada puede dejar.
Pero está esa casa dónde ahora, sola y triste vive su madre, le contestan al final a la chica.

Así funciona nuestra Seguridad Social, nuestra Generalitad y nuestro Hospital General universitario.  Una voz impertérrita amenaza con embargar la casa donde todavía llora la solitaria mamá.

jueves, 19 de marzo de 2015

Nací de mis propias entrañas

Fui concebida en Siberia y tras un larga gestación dónde el frío atenazaba y mataba poco a poco a mi madre, llegué a la vida en este lugar mágico, dónde yo era mi propia madre y dónde vi la luz y el calor que ella, ahora ya muerta, no supo encontrar.

Por ti madre que antes de morir me diste la vida y me supiste engendrar en tu vientre sin otro varón que no fuese tu propia tristeza, hoy decido empezar a escribir en tu nombre y por tu nombre y venerar tu recuerdo que entierro bajo las flores y vivo la vida por ambas y por este empezar de nuevo en la misma Siberia, pero completamente distinta.

Yo soy tú, pero libre